25 ago 2017

MATERIA Y MOVIMIENTO.

El nacimiento de la ciencia moderna fue desarrollándose en medio de la convergencia de múltiples hipótesis, conjeturas y doctrinas de filósofos, matemáticos, físicos y teólogos que en su momento querían descubrir la verdad que encierra el universo. 
René Descartes fue el filósofo que marcó en un modo claro y distinto los principios de la nueva ciencia al identificar de manera indubitable, la materia y el espacio.
El Dios del filósofo y su mundo están correlacionados, no existe analogía entre Dios y el mundo, el Dios de Descartes no queda simbolizado por las cosas que ha creado. La única excepción la constituye nuestra alma, un mente pura, un ser, una substancia cuya única esencia consiste en pensar, una mente dotada de una inteligencia capaz de captar la idea de Dios, es decir, del infinito y de la libertad infinita (voluntad). El Dios cartesiano es un Dios veraz; es por ello que el conocimiento acerca del mundo creado por El y alcanzado por nuestra mente, es un conocimiento verdadero y auténtico. El mundo ha sido creado por su propia voluntad, las razones solo la conoce EL, es por ello inútil y absurdo pretender buscar razones o descubrir propósitos para la creación.
  Descartes sostiene que el mundo que vemos, es solo subjetivo, es una errónea percepción sensible; el verdadero mundo es matemático estrictamente uniforme, un mundo de geometría hecha realidad, en este mundo no hay más que materia y movimiento siendo que, la materia es idéntica al espacio o extensión, no hay más que extensión y movimiento.
Esta famosa identificación cartesiana de la materia con la extensión trae consecuencias de gran alcance: la negación del vacío. El vacío para Descartes es físicamente imposible porque "la nada" no puede poseer propiedades ni dimensiones. 
Anteriormente Giordano Bruno y Kepler también sostuvieron que en el mundo no hay espacio vacío y que el espacio del mundo está lleno de éter. Descartes va más allá y niega que exista en absoluto algo así como el "espacio", una entidad distinta de la "materia" que lo "llena". La materia y el espacio son idénticos y sólo se pueden distinguir por abstracción. Los cuerpos no están en el espacio, sino tan sólo entre otros cuerpos; el espacio que "ocupan" no es nada distinto de ellos mismos. 
Otra consecuencia es, el rechazo de la finitud y limitación del espacio y del mundo material y real. Asignarle límites al espacio es absurdo y contradictorio, no podemos postular un límite sin trascenderlo, el mundo real es infinito o, mas bien, indefinido.
  El universo es único y uniforme, no puede haber una pluralidad de mundos, lo que hay es un número infinito de sistemas subordinados y conectados entre sí, como nuestro sistema con su sol y sus planetas, inmensos vórtices de materia idéntica en todas partes que se unen y limitan unos a otros en el espacio sin límites. Es así que la infinitud del mundo queda establecida en la ciencia moderna.

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