Toda religión busca una explicación del universo, pretende ser la verdad, la única verdad y así apoderarse del hombre entero como dueña de toda su vida espiritual, pero una excepción a este tipo de religión se dio con los griegos, pues ningún otro pueblo manifestó un gran equilibrio entre la fantasía y el entendimiento; en ellos no hay creación desde la nada, simplemente transición a partir del caos hacía un orden universal del cosmos y por ello entre los hombres y sus dioses no existe ningún abismo insuperable y no existe más revelación que la naturaleza.
El gran Homero podría ser considerado el fundador de la "religión Griega", conjuntamente con Hesíodo, pero no llegaron a tanto por cuanto ambos solo fueron quienes pusieron orden en la fabulosa multiplicidad de las divinidades religiosas y de los usos religiosos en la antigua Grecia.
Homero no inventó Dioses pero sus obras están sumergidas absolutamente en su creencia nacional, los uso para sus fines poéticos y para su aristocrático público; ya que la religión de los dioses olímpicos fue religión de la nobleza jónica y por tanto Zeus y demás dioses eran representaciones palpables de la monarquía arcaica. Homero tenía una aspiración, dotar a los dioses del olimpo de orden y dotar a toda esa pluralidad de divinidades de una unidad, por ello en su obra nos habla de la MOIRA (destino) que la sitúa por encima de Zeus y representa la inviolable ley del mundo a la que tiene que someterse incluso el dios supremo, ahí es donde encontramos el primer elemento racional a la "religión griega".
En el tiempo en que se origina los poemas homéricos (900 y 700 a.c.) los griegos ya habían superado la fase primitiva de la religión, esto es, el fetichismo, la magia y el totemismo así mismo ya no se veneraban a las divinidades subterráneas, habían sido desterradas al Hades incluso el culto a las almas y muertos ya no eran cotidianos.
En la religión Homérica ya no hay temor a los dioses, el hombre homérico se yergue libre y enhiesto frente a sus dioses, no hay miedo a los fantasmas y a la muerte. Esta rotunda separación entre el mundo de los vivos y de los muertos está conectado con una modificación en las costumbres funerarias, esto es, la sustitución de la inhumación por la incineración. La muerte es considerada como un fenómeno natural al igual que el sueño.
El hombre homérico esta consciente de que la única vida real es la vida en la tierra a pesar de que esto represente un gran problema precisamente porque la vida es tan hermosa pero es lamentable su brevedad, la vida es fugaz y esto disminuye su valor, la vida esconde mucha desgracia para el hombre que la experimenta conscientemente y por ello es el que más sufre: "de todo lo que se agita y respira en la tierra, no hay ser más digno de lástima que el hombre"
Pero ¿de dónde vienen los males? el hombre heleno no conoce a ningún satanás y por ello atribuye el bien y el mal a los dioses. Aunque en la Odisea Homero manifiesta una vacilación y atribuye la causa del mal a la misma voluntad del hombre, admitiendo así la posibilidad de que la acción humana discrepe con el propio destino y con la voluntad de los dioses.
Tenemos aquí el primer intento de una teodicea; es decir, una justificación de la divinidad ante el mal y lo malo que efectivamente se da en el mundo. Esta tendencia nos lleva al terreno de la ética, lo que llamamos moral es para el hombre homérico un saber, el hombre homérico sabe sobre el bien y el mal, lo justo y lo injusto, lo honesto o lo deshonesto y por ello la conducta adecuada para el griego, es la prudencia.
Esta idea de dependencia del comportamiento humano respecto del conocimiento del saber (de lo que es correcto e incorrecto) es la que sirvió de base a los grandes pensadores griegos, aquel que conoce el bien, lo debe hacer, y es ahí donde radica la sabiduría. Y es así que la religión griega tradicional empieza a entrar en contradicción con una nueva corriente: la filosofía, y esta le cuestiona al mito el tema de la verdad y deja en claro que la fantasía gráfica e imaginativa del mito no coincide con la realidad.
Aunque el modo de representación mítico religioso persiste entre la masa de la población hasta fines de la antigüedad en la clase alta culta y dominante, la filosofía se convierte en sustituto de la religión. Así mientras otros pueblos tienen santos y profetas el hombre griego tiene sabios, maestros de la sabiduría gnómica, acuñan las experiencias de la vida práctica a consejos o exhortaciones que se graban en la memoria (conócete a ti mismo; sé honesto) y así la filosofía se convierte en el arte de dominar la vida y su tarea es el dominio del mundo por el conocimiento; hasta que llega una nueva religión y la hace sucumbír ante ella: el cristianismo.